miércoles, junio 21, 2006

La inteligencia fracasada

En estos días estoy disfrutando del extraño placer que es leer de cuando en cuando un buen ensayo. Ya me sucedió hace un mes con "Globalization and its discontents" (El malestar de la globalización) de Joseph Stiglitz, donde pude refrescar ciertas teorías económicas sobre los organismos financieros multilaterales... pero en esta ocasión el placer es doble.

"La inteligencia fracasada" es un brillante libro de Jose Antonio Marina que aborda en un ensayo la difícil tarea de explicar la estupidez, o más bien, los fracasos de la inteligencia. Sobra decir que, como buen autocrítico, me siento identificado en varias de sus taxonomías. La lectura es más lectura, más experiencia, más placer, cuando te ayuda a mirarte por dentro desde otros ojos y te hace una persona diferente a cada página.

Recomiendo encarecidamente este libro, incluso a unas cuantas páginas de haberlo terminado. Y como no podía ser menos, no puedo evitar citar uno de los últimos párrafos, que me gustaría reflexionar en voz alta...

"Vayamos paso a paso. ¿Qué entiendo por inteligencia social, compartaida, o como prefiera llamarla? No se trata de la inteligencia que se ocupa de las relaciones sociales, sino de la inteligencia que surge de ellas. Es, podríamos decir, una inteligencia conversacional. Cuando dos personas hablan, cada uno aporta sus saberes, su capacidad, su brillantez, pero la conversación no es la suma de ambas. La interacción las aumenta o las deprime. Todos hemos experimientado que ciertas relaciones despiertan en nosotros mayor ánimo, se nos ocurren más cosas, desplegamos perspicacias insospechadas. En otras ocasiones, por el contrario, salimos dle trato con los humanos deprimidos, idiotizados. La conversación ha ido resbalando hacia la mediocridad, el cotilleo, la rutina. Nos ha empequeñecido a todos. Soy el mismo que en ambas ocasiones, pero una de ellas ha activado lo mejor que había en mí y otra lo peor. Ortega dijo una frase que ha tenido una fortuna demediada, porque sólo se ha hecho popular una mitald, y la otra pasó despercibida. "Yo soy yo y mi circunstancia" es la mitad exitosa. "Y si no salvo mi circunstancia, no me salvo yo", es la mitad más importante, pero olvidada"
No pude, al leer, evitar sentirme identificado. Acordarme de algunos de mis cómplices (para bien) y de algunas personas (para mal). De alegrarme de los momentos en los que me encuentro en sociedades que me enriquecen, y de sentir que no quiero volver a esos lugares que me idiotizan.

No pude evitar pensar en internet, mi otra vida, mi otro mundo, y en acordarme de tantos y tantos espacios (llámenle blogs, llámenle como quieran) donde la inteligencia se potencia, se exalta, donde se saca lo mejor de quienes intervienen; pero también de otros espacios, foros, diálogos, donde la inteligencia colectiva brilla por su inteligencia... o por su estupidez.

Bonito texto, el de Marina, para tener como referencia. Bonito el objetivo que desde ahora me marco de contribuir, con lo que pueda aportar, a enriquecer la inteligencia de quien me rodea, o al menos, de no estorbarla.

Mosaicos de papel.